viernes, 5 de enero de 2007

Nieve.

El silencio de la nieve, pensaba el hombre que estaba sentado inmediatamente detrás del conductor del autobús. Si hubiera sido el principio de un poema, habría llamado a lo que sentía en su interior el silencio de la nieve.
Orhan Pamuk. Nieve (2001).

A una perdida ciudad permanentemente nevada de la península de Anatolia, viejo escenario de su infancia, regresa el protagonista por motivos en principio periodísticos que acabarán por sumergirlo en la cruda realidad de la Turquía contemporánea, marcada por el enfrentamiento entre opuestos cada vez más irreconciliables como laicismo/ fanatismo religioso, vida/muerte o pasado/futuro.
Esta realidad tensa también afectará al protagonista, un escritor exiliado en Alemania que encarna a la perfección la asfixia por estar a caballo entre dos mundos siendo extranjero en ambos. En su regreso encontrará en el reencuentro con un antiguo amor una posibilidad de recuperar el equilibrio perdido y encontrarse, por fin, en casa.
Vidas individuales y sociedades enteras al borde de un abismo en un maravilloso (y triste) marco salido del bolígrafo, pluma o teclado de Orhan Pamuk, a quien no es difícil de reconocer en el escritor portagonista.
El título alude a lo único estable, la único que no puede ser estirado hasta la rotura por realidades polarizadas y enfrentadas. Aunque tampoco solucione demasiado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Malos tiempos para la lírica, ¡joder, qué mundo!
Un sospechoso del asesinato del periodista turco Hrant Dink amenaza al Nobel de Literatura: "¡Orhan Pamuk, prepárate!" (http://www.20minutos.es/noticia/194736/0/nobel/literatura/amenazado/)

Saludos!

Ulises.Ophuls dijo...

La barbarie ni sabe leer ni confía en los libros, asimila panfletos y se pone en manos de iluminados. Larga vida a Pamuk, larga vida a la palabra,