miércoles, 6 de febrero de 2008

Los años de abundancia han pasado.


Así se titula originalmente la película alemana aquí traducida por Los edukadores, en la que dos amigos se dedican a entrar en las mansiones de los ricos para descolocar los objetos y dejar mensajes. No roban, desordenan. Con ese desorden pretenden revolver la conciencia de los poderosos a través de alterar su jaula de oro.
Todo se complica cuando se ven obligados a volver a una casa desordenada y se encuentran con el recién llegado propietario, a quien secuestran y llevan a una cabaña de la montaña, donde poco a poco se establece un magistral diálogo sobre la utopía entre la generación actual y aquella del mayo del 68 que ahora vive en mansiones de diseño y en coches de alta gama.
Por aquí la película pasó sin pena ni gloria, pero si tu videoclub es un poco amplio y decidió no traer la cuarta copia de Scream o de Too fast too furious, igual la tiene.
Por último, leo que el director quería hacer un película con un tono de humor, ya que una vez leyó que un niño sonríe de media 150 veces al día, un adulto 10.
Imprescindible. De verdad.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Monje libro

...Es que la tecnología avanza que es una barbaridad

lunes, 8 de octubre de 2007

Anarquía.

En mi opinión el arte es una forma de anarquía, y el teatro es una forma de arte. El arte sólo es anarquía, en yuxtaposición con la sociedad organizada. Es una anarquía beneficiosa; debe serlo, y si es verdadero arte, lo es. Es beneficiosa si construye algo que faltaba, y lo que construye puede ser la crítica de lo que existe.
Tennessee Williams

miércoles, 11 de julio de 2007

martes, 12 de junio de 2007

Encuentros en la casa de empeño.


Se rumoreó y se desmintió (ya se sabe, el desmentido suele ser la antesala de la noticia, salvo en España, que es noticia en sí mismo) y aún no está muy claro lo que va a suceder con el patrimonio histórico artístico del Partido Comunista Francés. La famosa Gioconda con bigote de Duchamp parecía que iba a cambiar de manos, y los dibujos donados por Picasso también corrían el peligro de dejar su espacio libertario y pasar a manos burguesas.

Por ahora la cosa queda ahí, con un partido en quiebra para gozo de la derecha y de la llamada socialdemocracia, que casi veinte años después de la caída del muro sigue sacudiéndose el complejo de hermano pequeño torpón o heredero arribista que no suelta la mejor parte del pastel.

Quizá la verdadera crisis, como el sueño genuino comenzó en Rusia hace 90 años; en otoño, una época en la que sólo podrían florecer las utopías. Cuando los propios comunistas dirigidos por Stalin se convirtieron en una caricatura grotesca y siniestra a costa de los que realmente creían que el sueño estaba al alcance de la mano.

En Occidente, especialista en mirar sin ver, todo eso se obvió y se mantuvieron consignas prostituídas que ni siquiera se tambalearon hasta que los tanques comenzaron a tomar Praga o Budapest, a veces ni eso.

Lo más trágico es que, por encima del arte en forma de cuadros o edificios, el comunismo perdió los sueños, o lo que es peor, con demasiada frecuencia los convirtió en pesadillas que ni de lejos vislumbraron lo que podía haber sido y no fue.

jueves, 7 de junio de 2007

Espacios perdidos.

De 2666:

Las únicas salas de cine que cumplían una función, dijo Charly Cruz, eran las viejas, ¿las recuerdas?, esos teatros enormes que cuando se apagaban las luces a uno se le encogía el corazón. Esas salas estaban bien, eran los verdaderos cines, lo más parecido a una iglesia, techos altísimos, grandes cortinas rojo granate, columnas, pasillos con viejas alfombras desgastadas, palcos, localidades de platea y galería o gallinero, edificios construidos en los años en los que el cine todavía era una experiencia religiosa, cotidiana y sin embargo religiosa, y que poco a poco fueron demolidos para edificar bancos o supermercados o multicines. Hoy, le dijo Charly Cruz, apenas sobreviven unos pocos, hoy todos los cines son multicines, con pantallas pequeñas, espacio reducido, butacas comodísimas. En el espacio de una vieja sala de verdad caben siete salas reducidas de un multicine. O diez. O quince, depende. Y ya no hay experiencia abismal, no existe el vértigo antes del inicio de una película, ya nadie se siente solo en el interior de un multicine
(Roberto Bolaño)

domingo, 6 de mayo de 2007

Catacresis.

Según la RAE:
Catacresis: 1. f. Ret. Tropo que consiste en dar a una palabra sentido traslaticio para designar algo que carece de nombre especial; p. ej., la hoja de la espada; una hoja de papel.

En Los detectives salvajes, del genial Roberto Bolaño aparece otra definición, que es con la que nos quedamos:
Catacresis: Es una metáfora que ha entrado en el uso normal y cotidiano del lenguaje y que ya no se percibe como tal. Ejemplos: ojo de aguja, cuello de botella.