Si viviese hoy en lugar de haber muerto hace cincuenta años, probablemente a Aleksander Rodchenko (San Petersburgo 1891) podría vérsele en cualquier parte llevándose trozos de realidad con una de estas cámaras que todo lo pueden por obra y gracia de la tecnología digital. Después emplearía un programa de ordenador, o sus propias manos para hacer los fotomontajes que le dieron fama.
Comenzó en la fotografía a los 33 años y no la abandonará hasta su muerte. Irracionalmente enamorado de los racionales ciencia y progreso, como todos los artistas rusos de la primera etapa de la Revolución, será apartado por el férreo tradicionalismo artístico que traerá Stalin en su siempre cerrado puño.
En sus últimas obras se dedicó al mundo del circo, quizá desengañado de lo mucho que puede cambiar el concepto progreso en una revolución.
(En la primera imagen: "Libros", anuncio publicitario de la sección de la Gosizdat (Imprenta Estatal) de Leningrado, 1924. La segunda, "Balcones," 1925)
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